¡¡TOUS ENSEMBLE, TOUS ENSEMBLE, HEY, HEY!!¡¡Todos juntos, todos juntos, hey, hey...!!, fue el grito de lucha que acompañó al cortejo de la PLATAFORMA NIZA 2000 - integrada por diversos colectivos sociales, de lucha contra el paro, políticos, sindicales, religiosos, estudiantiles y juveniles- que se movilizó en Niza en contra de la Carta de Derechos Fundamentales de la UE. Estamos en contra de esta Carta, y por una Carta diferente con valor jurídico pleno, porque, en primer lugar, esta ha sido negociada entre las cúpulas gubernamentales de la UE, a espaldas de los ciudadanos y ciudadanas y sin un verdadero debate democrático previo, lo que ha concluido con su aprobación precipitada y vergonzante. Apostamos por una Europa en la que los ciudadanos participen activamente en su construcción y ejerciten su derecho a la democracia participativa más transparente, más eficaz y con más garantías para el conjunto de la sociedad. | |
La Carta aprobada garantiza a las grandes corporaciones un mercado sin trabas para los movimientos de mercancías y dinero y grandes dificultades para la libre circulación de las personas. En Niza se ha continuado con esa nefasta política de buenas palabras y gestos grandilocuentes que acompañan a las Cumbres y que no proponen medidas concretas para frenar el paro masivo, la precarización del trabajo, y extender una protección social efectiva. La Carta de la Cumbre, no recoge derechos sociales básicos como el derecho al trabajo (sustituido por la libertad de trabajar), el derecho a una renta mínima, el derecho a una remuneración justa del trabajo, el derecho a la vivienda, el derecho de acceso a los servicios económicos de interés general, ni recoge una garantía expresa de los derechos de las minorías étnicas, religiosas o lingüísticas. Tampoco reconoce el derecho de huelga de nivel europeo. Otros derechos incluidos (Seguridad Social; ayuda social y ayuda de vivienda; negociación, huelga e información en la empresa) no garantizan nada concreto (pensiones, paro, sanidad...) y están limitados a las prácticas y legislaciones nacionales, de forma que se mantienen las desigualdades entre los diferentes Estados miembros, (actuales y futuros), y por tanto los riesgos de dumping social, pero además se incluye la posibilidad de su modificación según el Derecho Comunitario, que en general se utiliza a favor de la libertad del mercado y para recortar los derechos sociales nacionales más »generosos«. Todos los derechos excluidos de esta Carta están recogidos en numerosas Constituciones y legislaciones nacionales, y Cartas europeas, además de en la Declaración Universal de derechos humanos de 1948. Por tanto el resultado de largos años de lucha social está amenazado. Esta Carta puede ser un instrumento de regresión social y poner en peligro las legislaciones nacionales más avanzadas. Los jefes de Estado y Gobierno sólo se han puesto de acuerdo para ampliar la libertad de mercado, las actividades de la policía y de los ejércitos de la UE y para reducir los derechos sociales. Esta Carta representa elevar a rango constituyente las políticas neoliberales: las políticas de liberalización total en los países del Centro y los programas de ajuste estructural, bajo el yugo de la deuda, en las economías empobrecidas de la periferia. Estas políticas son en nuestra opinión las principales causas de los persistentes problemas mundiales, agravan aún más la destrucción medioambiental y aumentan las desigualdades económicas y sociales entre los países y para la mayoría de la población mundial. Esta Carta no sitúa a los seres humanos como eje y centro de la vida social y de la actividad política, lo que significaría que la satisfacción de las necesidades de las personas de todo el mundo y el ejercicio de sus derechos, tiene que estar garantizado por encima de cualquier otra consideración, por encima de la rentabilidad de las inversiones o de la competitividad de la economía. En Niza se han acordado la continuidad con las políticas de privatización de los servicios públicos y la subordinación de los criterios sociales a los del Mercado. Donde incluso los servicios que se mantienen públicos, como la enseñanza universitaria, se quieren poner al servicio de las empresas (Informe Bricall en el Estado español). Se ha modificado el artículo 133 del Tratado de Amsterdam con el propósito de garantizar que una mayoría cualificada de miembros de la Unión pueda liberalizar el comercio de servicios públicos básicos, en el marco de la Organización Mundial del Comercio (OMC). La PLATAFORMA NIZA 2000 quiere una Europa libre del paro, de despidos, de precariedad y que prohiba las Empresas de Trabajo Temporal. Que garantice una verdadera protección social a todos sus habitantes y erradique la pobreza, asegurando los mínimos de rentas y prestaciones necesarios para vivir con dignidad. Que reconozca el trabajo no remunerado de las mujeres y que promueva el reparto de las responsabilidades familiares. Por otro lado, las catástrofes de Aznalcóllar, del Erika, las primeras manifestaciones de cambio climático, la presencia de cultivos de maíz OGM en nuestro país y en otros de Europa, y más recientemente el mal de las »vacas locas«, demuestran la degradación medioambiental que se está produciendo. Exigimos que Europa sea respetuosa del derecho de precaución respecto a los organismos genéticamente modificados (OGM) en relación con las importaciones de alimentos y a la mercantilización de la vida. Libre del productivismo destructor del medio ambiente. En la hora de la mundialización todo circula libremente, menos los seres humanos. Europa no respeta el derecho de asilo. En numerosas empresas las libertades sindicales son vulneradas. En España la política de dispersión de los presos y presas vascas, y de muchos otros pres@s, no respeta su derecho a estar próximos a sus familias. La violencia contra las mujeres, en particular la doméstica, es especialmente alarmante en nuestro país. Para ir hacia una Europa multicultural y multiétnica es necesario la regularización de todos l@s inmigrantes y su derecho de voto. Las instituciones europeas se han construido hasta ahora demasiado sobre la espalda de sus poblaciones, sin consultas sistemáticas, como debiera haber sido. Para nosotros Europa debe estar al servicio de sus habitantes. Los pueblos tienen el derecho a disponer de sí mismos y elegir su porvenir según deseen. Son ellos y no sólo los jefes de gobierno los que deben decidir democráticamente las relaciones que quieren tener entre ellos en el ámbito europeo. Sobre el planeta hoy 200 individuos que poseen tanta riqueza como los 2.500 millones de seres humanos más pobres; la miseria se extiende no solamente hacia el Sur y el Este sino también en los países ricos. Cada país tiene derecho a escoger su modo de desarrollo y a ser apoyado en ese derecho. Para reducir las desigualdades, exigimos la anulación de la deuda de los países del Sur, la creación de la Tasa Tobin y la supresión de los paraísos fiscales, además de la trasparencia y el control ciudadano de las organizaciones mundiales. Los miles de ciudadanos y ciudadanas que nos hemos manifestado por las calles de Niza no hemos ido a romper sino a construir. No queremos cualquier Europa a cualquier precio. Queremos otra Europa. No esa Europa en la que prima más el juego en la bolsa y la exclusión social y en donde el 20% de la población vive por debajo del umbral de la pobreza. Por último, destacar que estas cumbres de la UE, desde el 97 en Amsterdam, y luego en Luxemburgo, Colonia, Lisboa y Oporto, han dado lugar a importantes movilizaciones contra el liberalismo con el que se está construyendo Europa, despreciando necesidades fundamentales de la población. En Niza nos hemos juntado gentes de diversas procedencias geográficas e ideológicas pero con el convencimiento que todos juntos podemos cambiar esta Europa y este mundo. por Javier Barrero, Javier Navascués y Pepe Mejía
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