NIZA 2000: movilizaciones de las marchas por la defensa de una Europa social

Un »movimiento social europeo activo« en marcha

Desde hace varios años, los gobernantes de la Unión europea enarbolan el espectro de un »Estado social activo« en el que nuestro único derecho sería el de trabajar sin poder exigir una calidad en el empleo ni en cuanto a salario ni a seguridad. La Convención encargada de redactar la Carta de los derechos fundamentales de la Unión europea decidió el 3 de Octubre del 2000, que los derechos sociales, especialmente los subsidios de paro, las jubilaciones, la renta mínima o la vivienda eran »promesas que en el futuro no podrían mantenerse«. Las líneas directrices para el empleo culpabilizan, desde 1997, año tras año, a los parados y a los trabajadores, haciéndolos responsables de su situación, calificándolos de inempleables, inadaptables y con falta de espíritu de empresa. Los reformadores de los sistemas de pensiones decretan que los viejos viven demasiado tiempo y su mantenimiento resulta muy caro. En cuanto a los jóvenes, su falta de experiencia constituye una tara que justifica su paso obligado por los subcontratos de inserción lo que los hace dependientes de sus familias y los dejará fuera de las condiciones para la jubilación.

Hemos sido escuchados en Niza? En absoluto. Sin embargo nos hemos apuntado algunos tantos.

Aunque nos hemos apuntado estos tantos, no hemos ganado la partida

Próximas etapas, próximas luchas

Con nuestra presencia y nuestras reivindicaciones, hemos demostrado que nosotros no dudamos en ser »activos« en la defensa de nuestros derechos y en la lucha por una Europa más democrática y más social. Todos juntos, trabajadoras y trabajadores, paradas y parados, precarias, pensionistas pobres, sin papeles o sin domicilio, creemos en la dicha de luchar y ganar, queremos ser considerados como auténticos ciudadanos y ciudadanas, plenamente hábiles para participar en las decisiones fundamentales de la Unión europea. Desde Amsterdam, hemos gritado y cantado nuestra esperanza en una Europa democrática y social y nuestro rechazo a encontrarnos ante el hecho consumado de una Europa ultraliberal que sacrifica las conquistas sociales y las reglas democráticas para satisfacer la voluntad de las fuerzas del mercado y de las finanzas.

Marie-Paule Connan del Colectivo belga de las Marchas

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